No es que el surf urbano sea, precisamente, lo que tenemos en nuestras mentes cuando pensamos en nuestro baño ideal. Está lleno de inconvenientes: tienes que buscar aparcamiento, te tienes que cambiar en la calle con los coches pasando, las meadas de perro y algún bujarrón tirándote los trastos (ya me ha pasado, verídico), el pico está sobrepoblado, la calidad de las olas no es gran cosa, etc. Pero, hay que reconocer, que también tiene algunas virtudes que hacen que, en ocasiones, hacen que te des un baño redondo.
¿Qué virtudes? Pues, la fundamental: que a los 5 minutos de salir de currar ya estás poniéndote el traje y puedes aprovechar ese hueco que tenías en la agenda para surfear y, en esas circunstancias, el baño sabe a gloria. Si a esto añadimos el que te cambies en casa o en la casa de alguien que se enrolle (gracias Rano:-)) con lo que presta una ducha caliente para quitarse el traje, pues mejor aún.
Ayer disfrutamos de uno de estos baños urbanos en San Lorenzo y, aunque las olas no acompañaron mucho, me prestó un montón y me fui para casa más contento que unas castañuelas.
La foto que abre la entrada está hecha desde el piso franco que llevamos utilizando ya una temporada y que vamos a echar en falta cuando no lo tengamos. La vista espectacular y, para colmo, da pistas sobre donde colocarse en el pico.
