miércoles, 17 de marzo de 2010

La patineta

Llevo una temporada muy obcecado con el tema del skate. Como ya conté en la entrada "Un descubrimiento", he rescatado el último patín que tuve y lo tengo en el garaje de mi casa para pegarme una vuelta con él de vez en cuando. Al lado de mi casa hay una pequeña bajada y a veces me pego unas bajadillas en plan tranqui, disfrutando de la sensación de deslizarme como si fuera en una ola.

Re-engancharme al mundo del skate es demasiado para mí en este momento, sobre todo porque el suelo está muy duro, pero no renuncio a seguir disfrutando con él de vez en cuando.

Para darme motivos para que me pique un poco más el gusanillo, acaban de inaugurar un skatepark en Gijón que, según me parece, es una pasada. Hace unos años un montaje como este era ciencia ficción, me alegro por los chavales a los que les toque disfrutarlo.

Os dejo aquí este vídeo grabado en este nuevo skatepark, el tío lo hace a mi manera "fluyendo"...



Uff, voy garrar la patineta y me voy para allá a gran velocidad ;)

3 comentarios:

  1. No pueo evitar ecordar la última vez que me subí en un skate. Fue hace tres años, mi sobrino estaba jugando con uno en la calle y yo decidí enseñarle unos "trucos". Debía hacer mas de diez años que no me montaba en uno, y no es que hayan cambiado mucho dede que llegaron a Tablas los primeros anchotes, bastante diferentes a los Sancheski con los que aprendimos.
    El rsultado te lo pudes imaginar, una ines perada pérdida de la verticalidad, apoyo con la mano derecha y,...luxación completa de hombro, pa Cabueñes en taxi y con dos municipales de escolta. Hoy es el día en que veo uno y no puedo dejar de pensar en los dos paisanos que me recolocaron el hombro "a lo vivo".
    Aunque creo que no será la última vez que me pase algo de esto antes de que finalmente me dé cuenta de que "ya no estoy pa estos trotes" ;)

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  2. Jajajajaja, muy bueno.

    Similar resultado tuvo mi cuñaaao (tu tocayo) el año pasado cuando saqué el patín delante de casa. Labio sangrando, reloj roto, sus hijas llorando...

    Eso sí, no se permaneció en el suelo ni una décima de segundo, como si tuviera un resorte, chico.

    Saludos.

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